Historia de la UABC
Antecedentes históricos de la UABC
La historia de la Universidad Autónoma de Baja California comienza en los años 1950’s cuando Baja California es reconocido como estado de la República Mexicana y los deseos de implementar la educación superior en la Baja California se intensifican. Después de varios años examinando y promoviendo las posibilidades de fundar una universidad en el estado, el 28 de febrero de 1957 se promulga la Ley Orgánica de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC) que da vida oficial a esta institución.
Siguiendo lo estipulado en dicha ley, se procedió a la integración del Comité Estatal Pro Universidad, previsto en los artículos transitorios y el 26 de julio de 1957 se integraron las ternas para proceder a la designación de los miembros de la primera Junta de Gobierno.
En un contexto en el que la universidad no contó con apoyos en materia de financiamiento e infraestructura por parte de los gobiernos estatal y federal, el gobernador Maldonado Sánchez dispuso del edificio de la Escuela Cuauhtémoc de Mexicali como sede de la universidad, a fin de que estas instalaciones permitieran sesionar al Comité Estatal Pro Universidad y a la Junta de Gobierno.
El 26 de abril de 1959 el licenciado José Guadalupe González Cordero, presidente del Comité Estatal Pro Universidad, falleció en Ensenada. De acuerdo con lo previsto en el reglamento respectivo, el cargo pasó a ocuparlo el vicepresidente, doctor Santos Silva Cota, radicado en la ciudad de Mexicali.
Por razones de orden personal el rector se vio obligado a solicitar un permiso para separarse del cargo, en junio de 1967, y en noviembre de ese mismo año renuncia al mismo.
En el plano académico, derivado de las pautas establecidas en la Declaración de Villahermosa en 1971, se introdujeron una serie de reformas, entre ellas la adopción del sistema de cursos semestrales, en lugar de anuales, el establecimiento de salidas laterales para quienes se veían obligados a no terminar su licenciatura y nuevas opciones de titulación, además de diversificar la oferta educativa. Se inició la construcción de la Unidad Mexicali.
Durante su gestión, gracias a la gestión eficaz de los sustanciales apoyos presupuestales otorgados a la universidad, se avanzó en un intensivo programa de construcción de infraestructura.
En la gestión rectoral de Castro Bojórquez se registraron importantes logros, entre ellos la implementación de una reforma administrativa que permitió mayor eficacia en el funcionamiento general, incluida la elevación del nivel académico. Se dio el rango de direcciones a los departamentos existentes y se crearon otras que ya se hacían necesarias. Se descentralizó el manejo administrativo mediante la creación de la Vicerrectoría Zona Costa. Todo ello se consolidó elaborando, con la aprobación del Consejo Universitario, un corpus normativo básico, el Estatuto general de la Universidad, complementado con el Estatuto General del Personal Académico, más una serie de reglamentos específicos.
Durante la gestión de Gallego García se amplió la oferta educativa con nuevos programas a nivel de licenciatura, a los que se sumaron programas de maestría y especialidad.
Se tomaron medidas para incrementar el nivel académico de profesores e investigadores, mediante concursos para el otorgamiento de definitividad de las plazas, mejoramiento de los fondos bibliográficos y en especial de los sistemas computacionales. Además, se ofertó el primer doctorado en la institución.
Otra de las políticas académicas fue la flexibilidad curricular que brindó a los alumnos la posibilidad de incorporarse en programas de distintas unidades académicas e inclusive de otras universidades.
Se registraron importantes avances en infraestructura, tanto de construcción de edificios, como una serie de ampliaciones y remodelaciones en los distintos campus. Al iniciarse el periodo del presidente Ernesto Zedillo, el doctor Lloréns Báez fue invitado a ocupar la Subsecretaría de Educación Superior e Investigación Científica de la Secretaría de Educación Pública, por lo que el 5 de diciembre de 1994 presentó su renuncia al cargo de rector.
El inicio de la gestión de Garavito Elías coincidió con la crisis económica nacional que, entre otros efectos, repercutió en la severa devaluación del peso mexicano. A ello, se sumó el adeudo en que incurrió el gobierno del estado, al retrasarse la entrega de los recursos correspondientes a la UABC. Dentro de este difícil escenario se formuló el Plan de Desarrollo Universitario 1995-1998.
Con recursos provenientes del pago del adeudo estatal se creó un fideicomiso, que permitiría realizar una serie de obras de infraestructura en los diversos campus, agregando recursos generados por otras fuentes.
Durante este periodo ocurrieron una serie de acontecimientos que pondrían de manifiesto el alto sentido de identidad existente en la comunidad universitaria, en torno a la adopción más generalizada del borrego cimarrón como símbolo identitario y la elección del canto universitario entonado por primera vez el 28 de febrero de 1997.
Los finalistas expusieron sus respectivos proyectos de desarrollo académico e institucional. Posteriormente la Junta de Gobierno designó al contado público Víctor Everardo Beltrán Corona para que fungiera como rector en el periodo 1998-2002. A su cargo estuvo la elaboración del Plan de Desarrollo Institucional (PDI) 1999-2002.
Para la elaboración del PDI se solicitó la opinión tanto de la comunidad universitaria, como de diversos sectores de la sociedad bajacaliforniana. Con base en tales consultas se elaboró un documento que a la vez que propuso acciones inmediatas de planeación estratégica, propició una visión de mediano y largo plazo.
Durante la gestión de Beltrán Corona, se optó la enseñanza con un enfoque por competencias lo que implicó la reestructuración de los programas de estudio. La UABC fue pionera a nivel nacional en la adopción de ese enfoque. Se abrieron más posgrados y se incorporó el nivel de técnico superior universitario. La población escolar se incrementó 16.5%, siendo la UABC a nivel estatal la institución de enseñanza superior con mayor cobertura en la entidad, satisfaciendo más del 80% de la demanda.
Se realizaron más obras que constituyeron un significativo programa de construcciones que, en los cuatro años de la gestión rectoral, tuvo un promedio de 1.5 aulas por día. Se acreditaron 13 programas de estudio.
Dentro del énfasis administrativo de la reforma, uno de los cambios medulares fue el establecimiento de coordinaciones, que vinieron a sustituir las direcciones generales existentes. Una de sus primeras medidas fue la creación de las vicerrectorías Mexicali y Ensenada, junto a la ya existente en Tijuana, mismas que dieron una tónica de descentralización administrativa.
En este periodo la UABC figuró en la ceremonia de entrega de reconocimientos a las mejores universidades del país en 2004. En el tema académico se incrementó el número de programas acreditados, se abrieron mayores espacios a alumnos de nuevo ingreso y se diversificó la oferta educativa.
Respecto a la gestión de recursos financieros, la UABC formó parte de las universidades más beneficiadas por fondos extraordinarios cuyo financiamiento en el periodo 2002-2006 ascendió a 319.7 millones de pesos. Además, registró un elevado porcentaje de ingresos generales, correspondientes a recursos propios (27.80%) derivados de las acciones de vinculación realizadas. Por otra parte, en este periodo, también se fortalecieron los fondos de pensiones del personal académico y administrativo.
En el tema de la transparencia, se implementaron concursos de oposición para ocupar cargos administrativos o docentes y se llevó a cabo la reasignación de actividades del personal académico de carrera en función del tipo de nombramiento que tuviesen, lo que al interior de las unidades académicas se logró mayor equilibrio entre el personal académico de carrera y el de asignatura. Asimismo, en el 2003 se crearon la Fundación UABC A.C. y el Tribunal Universitario, mediante la reforma respectiva al Estatuto General.
En cuestión de infraestructura, se levantaron una serie de construcciones con el propósito de satisfacer las necesidades derivadas del propio crecimiento de la institución. En el plano financiero, se registró un alto monto de los recursos provenientes de ingresos propios y se fortaleció la vinculación con el entorno.
Un rasgo que vino a caracterizar la gestión encabezada por el rector Cuamea, es que se ocupó de la revisión y actualización del modelo educativo de la institución, tomando como base el modelo del periodo rectoral 2002-2006.
En el plano académico, se incrementó la matrícula, se creó el Comité de equidad y se amplió la oferta educativa al abrir nuevos programas que se consideraron idóneos para satisfacer las necesidades sociales. De forma paralela se tomaron medidas para corroborar el incremento de la calidad de los programas, al someterlos a un sistema de evaluación al que no se había acudido anteriormente, el Examen General para el Egreso de Licenciatura (EGEL) del Ceneval.
Además, se hizo énfasis en buscar el reconocimiento de organismos internacionales respecto a los programas educativos de licenciatura, así como la acreditación de la administración y gestión de la universidad. El aseguramiento de la calidad en las licenciaturas y especialmente en los posgrados, se reflejó en otro indicador importante, correspondiente al número de académicos pertenecientes al Sistema Nacional de Investigadores (SNI) y de profesores e investigadores con perfil deseable en el Programa para el Desarrollo Profesional Docente (Prodep).
Durante esta gestión rectoral la UABC formuló su Reglamento para Transparencia y Acceso a la Información y en términos de infraestructura se llevó a cabo un importante programa de obras.
A partir del 2011 se implementó la transmisión en vivo, vía internet de las sesiones que realiza la Junta de Gobierno para la auscultación de los integrantes de las ternas que se proponen para la designación de directores de unidades académicas, práctica que se extendió a las sesiones del Consejo Universitario y en el próximo proceso de sucesión rectoral.
Entre sus medidas iniciales figuró una serie de acciones prioritarias como el fomentar de manera especial la acreditación de programas educativos, establecer un Modelo de Responsabilidad Social Universitaria, atendiendo cuestiones de cuidado del ambiente y de equidad, así como crear la Secretaría de Transparencia.
Dentro del PDI, se planteó una visión para 2025. Durante este periodo se impulsó el aprendizaje en línea, se estabilizó el crecimiento de la población escolar debido a las reducciones a nivel nacional en la asignación de recursos públicos para la educación superior, se incrementaron los cuerpos académicos y el número de profesores investigadores en el SNI y con el perfil deseable Prodep.
